Reto 3: ANALISIS SISTEMA DE INDICADORES AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

 

1.       Investigación inicial:

Una vez analizado los diferentes ODS en el ámbito del Ministerio de Hacienda en los anteriores módulos, me ha parecido interesante saltar a la escala local para analizar el sistema de indicadores de una de las ciudades que más ha trabajado en este tema, que es el Ayuntamiento de Barcelona.

En este sentido, podemos decir que el sistema de indicadores utilizado por el Ayuntamiento de Barcelona para la monitorización y cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se ha desarrollado a través de un enfoque integral y detallado para medir el progreso hacia los ODS.

Es de las pocas ciudades en las que se ha trabajado en la elaboración de su Informe Local Voluntario (VLR). En estos informes se utilizan indicadores adecuados para evaluar y adaptar la revisión de los ODS a las situaciones y los retos locales, y sobre todo para integrar y cuantificar la contribución local con la del país a través del Voluntary National Review (VNR).

El informe se estructura esencialmente a partir de los 17 ODS. Cada uno de estos cuenta con un apartado propio, en el que se muestra y se comenta la evolución de los indicadores clave que fueron acordados en el informe anterior para medir el grado de consecución de los hitos.

Por último destacar, que el Ayuntamiento de Barcelona ha establecido un marco estratégico denominado Barcelona + Sostenible, que integra los ODS en las políticas urbanas. Este marco abarca áreas como la movilidad sostenible, la economía circular, la equidad social y la inclusión, entre otras. En este contexto, se ha desarrollado un conjunto de indicadores para monitorizar el avance de la ciudad hacia cada uno de los ODS.


2. Análisis de indicadores.

El sistema utiliza una amplia variedad de indicadores agrupados por temas clave para cada ODS, por ejemplo:

-         - Sociales: Indicadores relacionados con la educación, la salud, la vivienda, la pobreza, la igualdad de género, la integración social, etc.

-         - Económicos: Indicadores sobre el empleo, la innovación, el desarrollo económico y la sostenibilidad del sistema productivo.

-    - Ambientales: Indicadores de calidad del aire, reducción de residuos, uso de energía renovable, conservación de la biodiversidad, etc.

-           - Institucionales: Indicadores sobre la participación ciudadana, transparencia y gobernanza.

La mayoría de estos indicadores son de tipo cuantitativo; es decir, utilizan datos numéricos para medir (por ejemplo, la cantidad de residuos reciclados, el número de vehículos eléctricos en circulación, o la tasa de desempleo juvenil), pero también encontramos otros de tipo cuantitativo que se refieren a aspectos como la calidad de vida, la satisfacción de los ciudadanos con los servicios públicos, o la percepción de la equidad social.

Aquí tenemos que decir que, a pesar de contar con más de 200 indicadores, la realidad social es demasiado compleja como para poder ser descrita prácticamente en su totalidad a través de datos numéricos. Un conocimiento profundo requiere de más cosas y de un conocimiento profundo de la ciudad en el presente, de su pasado y de su futuro.  

Todos estos indicadores cumplen con la metodología SMART (Son específicos, medibles, alcanzables, realistas y temporales)

Los resultados de los indicadores de seguimiento permiten sacar conclusiones acerca del grado de cumplimiento de los ODS y su evolución, como puede ser, entre otras, la siguiente conclusión reflejada en el informe local voluntario del año 2022:

“El año 2020 dejó una marca perceptible, incluso dramática, en la mayoría de indicadores de contexto de la Agenda 2030 de Barcelona. El alcance completo de este “mordisco” lo hemos podido captar y medir uno o dos años después, cuando hemos ido accediendo a nuevos datos, correspondientes a los años 2020, 2021 y 2022.

Desde mediados de 2021, al menos en Europa, hemos vivido dos procesos aparentemente paralelos, pero en realidad fuertemente interconectados, casi como vasos comunicantes. Por un lado, la lenta pero imparable superación de la pandemia, apoyada en la eficacia de la vacunación, que ha supuesto la fulgurante recuperación de la actividad económica (primero) y social (después), hasta alcanzar niveles muy parecidos a los de 2019 en la mayor parte de los sectores. Por otro, la recuperación de los fenómenos negativos que habitualmente acompañan a la actividad económica, como la contaminación atmosférica, los precios del alquiler de viviendas, la congestión vial o determinados tipos de delitos.”

Sin embargo, lo más destacable es que el esperado "efecto rebote” pospandémico no ha sido ni homogéneo ni completo. En la parte positiva vemos que ni la contaminación ni la delincuencia han vuelto, de momento, a los niveles de 2019. Son sensiblemente inferiores, y quizás estamos ante cambios estructurales muy esperanzadores en nuestra ciudad. No obstante, también observamos cambios negativos que podrían ser de larga duración. Uno de ellos es el rendimiento educativo, al menos el de los alumnos de primaria, tal como lo medimos en este informe. Ha caído un par de peldaños, y parece que costará remontarlos. Otro fenómeno básico y en riesgo es la participación de la gente en la vida social. No hablamos de participación ciudadana, en el sentido más bien político del término, sino de implicación en entidades y proyectos próximos, del barrio.

La tendencia ya era visible antes de 2020, pero parece que se ha acentuado. Por otro lado, la recuperación económica, que esta vez ha ido acompañada de una protección más efectiva del empleo y de las rentas del trabajo, se ha visto empañada por el aumento repentino y de momento sostenido de la inflación. Los factores explicativos son diversos, desde la rotura de las cadenas globales de suministro, a la escasez energética, pasando por los estragos del cambio climático. Y encima tenemos una guerra en Europa; una guerra larga y desgastante que destruye y chupa recursos sin trabas.

Hay ámbitos, como la seguridad ciudadana o la valoración de la gestión municipal, en los que la discrepancia de resultados entre indicadores objetivos e indicadores subjetivos es bien evidente. Bajan sustancialmente los delitos, pero mucho menos la sensación de inseguridad. El Ayuntamiento presta los servicios y paga a los proveedores con diligencia, y cumple sus hitos operativos, pero la valoración de la gestión municipal cae, con una polarización cada vez más extrema de la opinión ciudadana. La realidad social es muy compleja, porque se construye a partir de la interacción entre estos dos elementos: hechos y percepciones. Y cómo se perciben y se interpretan los hechos depende en gran medida de los marcos ideológicos/discursivos que prevalecen en la ciudad en cada momento histórico.”

Fuentes de información:

La Oficina Municipal de Datos aporta la mayor parte de la información utilizada en el sistema de indicadores clave de la Agenda 2030 de Barcelona. Los datos primarios son generados, por un lado, mediante registros estadísticos de instituciones públicas y privadas; y, por otro, mediante encuestas y estudios de opinión.

El Plan de estudios sociológicos del Ayuntamiento de Barcelona incorpora una serie de encuestas que permiten disponer de datos sólidos y de alta granularidad sobre los temas más relevantes de la política y la gestión municipal.

El número de indicadores que está disponible a escala de barrio es todavía bastante limitado, pero se hace una recopilación sistemática en productos como el Observatorio de barrios.

Por su parte, la Agencia de Salud Pública de Barcelona investiga sobre temas de salud y sus condicionantes sociales, incluyendo también la alimentación, la calidad ambiental, etc., lo que resulta útil en un buen número de ODS.

Por tanto, podemos decir que los indicadores proceden de fuentes muy diversas y también son diversas las metodologías utilizadas y los ritmos de actualización. Por ejemplo, es habitual que los indicadores económicos, que normalmente proceden de registros, lleguen antes y con mayor frecuencia y precisión que los sociales. Por otra parte, muchos indicadores no son comparables, porque Barcelona genera datos que otras ciudades y territorios no tienen.


Proceso de Evaluación y Monitoreo

El monitoreo y la evaluación del cumplimiento de los ODS se realiza mediante un proceso continuo que incluye:

-          Análisis de tendencias: Los datos se actualizan periódicamente para identificar avances, retrocesos o áreas estancadas.

-          Evaluaciones periódicas: El Ayuntamiento realiza evaluaciones exhaustivas del estado de los ODS en la ciudad y ajusta sus políticas en consecuencia.

-          Retroalimentación a la ciudadanía: Se busca fomentar la participación ciudadana a través de consultas y encuestas que permiten al gobierno local ajustar sus políticas de acuerdo con las prioridades sociales.

 

Áreas de mejora

Desagregación de datos: La falta de desagregación adecuada de los datos fiscales y sociales por género, región o grupos vulnerables puede limitar la capacidad para evaluar de manera precisa el impacto de las políticas fiscales en diferentes sectores de la población.

 

Coordinación interinstitucional e interdepartamental: La coordinación entre el Ayuntamiento y otras instituciones como el Estado o la CCAA es esencial para alinear las políticas fiscales con los ODS. En algunos casos, puede haber solapamientos o desajustes entre las diferentes políticas, además, La implementación de los ODS en Barcelona requiere una coordinación efectiva entre diferentes departamentos municipales, lo que a veces puede ser un desafío.

Seguimiento de políticas a largo plazo: Muchas de las políticas, como pueden ser las del ámbito fiscal o las relacionadas con la transición ecológica o el crecimiento económico sostenible, requieren monitoreo a largo plazo.

Complejidad en la medición: Algunos ODS, como los relacionados con la paz, la justicia y las instituciones sólidas, pueden ser difíciles de medir mediante indicadores cuantitativos precisos.

Acceso a datos actualizados: Aunque el sistema de indicadores se basa en datos abiertos, algunos indicadores requieren una mayor actualización para reflejar cambios rápidos en la ciudad.

 

Conclusión

El sistema de indicadores implementado por el Ayuntamiento de Barcelona es un ejemplo de cómo las ciudades pueden utilizar datos para monitorizar el progreso hacia los ODS. Aunque enfrenta desafíos en términos de coordinación y medición precisa, las oportunidades para mejorar la sostenibilidad, la equidad y la calidad de vida en la ciudad son significativas. Este sistema no solo facilita la rendición de cuentas, sino que también promueve la participación ciudadana, lo que hace de Barcelona un referente en la implementación de los ODS a nivel local.

Comentarios

Entradas populares